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Educación para la ciudadanía

Publicado por Hilda Fingermann

Los ciudadanos cumplen un rol muy importante en las sociedades democráticas. Son los encargados de decidir con su voto quienes ejercerán las posiciones de poder político y podrán participar si lo desean en los partidos políticos de donde saldrán los representantes del pueblo que gobernarán en su nombre. Además, cada ciudadano, en su vida cotidiana, deberá saber hacer respetar su derecho, con el límite del derecho ajeno, cuidar los espacios públicos y el medio ambiente, siendo deseable que se forje como ser solidario y cooperativo para lograr el bien común. Es por ello que educar para una ciudadanía responsable, es fundamental. La nación la constituyen los habitantes y ciudadanos, y ellos le pondrán su sello distintivo.

Los ciudadanos deseables son aquellos que lograron aprehender el valor del sacrificio, que no discriminan, que valoran a su prójimo y a sí mismos, que comprenden la finalidad de las normas que los incluyen, que saben disentir con argumentos válidos cuando no están de acuerdos con normas o políticas de estado y que conocen sus límites morales y legales, que deseablemente deben coincidir.

La escuela para ello, debe educar con ejemplos, con lectura comprensiva, con análisis de textos legales para buscar su razón, atendiendo más al espíritu de la ley que a su letra, promoviendo actividades grupales cooperativas, fortaleciendo el valor del diálogo, y erradicando toda forma de violencia. Se debe poner hincapié en la importancia de la participación política en pos del bien común, conocer la ideología y la plataforma política de cada partido, su trayectoria, la coincidencia de nuestro propio ideario con el de algún partido, para luchar contra los corruptos y los negligentes, no desde la crítica pasiva e impotente, sino desde la acción, mostrando que cuando algo no nos parezca correcto podemos ser oposición, y que ésta cumple un rol fundamental de acompañamiento a las sabias decisiones y de escollo a las injustas.

Se deben descartar las repeticiones mecánicas de textos legales, las recitaciones memorísticas, el acatamiento a las órdenes del docente por temor al castigo, reemplazándolo por el cariño y el respeto a su persona y a su ejemplo de dedicación, comprensión, paciencia y capacidad de diálogo, todo lo mismo que exigimos a nuestros gobernantes.