Asistencia a clases
Asistir a clase es una exigencia en todos los niveles de la enseñanza, salvo que se curse libre o a distancia. En los casos en que la asistencia sea obligatoria, se debe concurrir para cumplir con esa exigencia, pero además, sacarle provecho a la clase.
Justamente la obligatoriedad impuesta a la asistencia por el régimen de estudios se debe no a un capricho ni a tratar de colocar un obstáculo a la aprobación del curso, sino a la convicción de que escuchando al profesor o realizando tareas guiadas, se aprende más significativamente.
El docente puede elegir entre distintas estrategias, la más conveniente para que el grupo a su cargo pueda descubrir mejor el contenido y entenderlo. En la clase pueden darse ejemplos prácticos, realizar relaciones y comparaciones y recibir el alumno explicaciones individualizadas sobre temas particularmente engorrosos para alguno, que no están en los libros de textos, que se dirigen a lectores generales.
Por supuesto para que se aprovechen mejor las clases, el alumno debe ir con predisposición para aprender, pues muy bien sabemos que muchos van para dar el presente y su mente está a kilómetros de distancia; y el docente debe preparar sus clases teniendo en cuenta que el material didáctico sea motivador y adecuado a los conocimientos previos e intereses del grupo.
En estudios superiores, especialmente, conviene que el educando lleve leído el material, tome notas, tenga participación activa preguntando para aclarar sus dudas o haciendo aportes. Esto le permitirá tener un acercamiento más práctico al material de estudio, reconocer en él lo relevante, relacionarlo con temas afines, etcétera, a efectos de impedir un aprendizaje repetitivo, y comenzar a convertirse en un estudiante autónomo, que pueda estudiar por su cuenta para profundizar sus saberes obtenidos en carreras de grado, o hacer cursos a distancia.