Estrategias de aprendizaje autónomo
Formar un estudiante con autonomía, capaz de dirigir su propio proceso de aprendizaje es una tarea gradual que requiere dedicación y esfuerzo por parte tanto del docente como del alumno, pero absolutamente necesaria en un mundo donde los saberes socialmente acumulados se multiplican con una rapidez inusitada y requiere actualización constante para adaptarse a las necesidades y demandas.
No se le debe dar al estudiante la tarea servida, la explicación que contenga la síntesis de lo que debe recordar, y, menos aún dictársela, pues allí la tarea del educando es mínima, limitándose a la repetición.
Lo primero que necesitamos preguntarnos es qué necesita alguien para ser capaz de dirigir su aprendizaje. Primero tener conciencia de lo que conoce y de lo que le falta conocer, qué métodos son los que a él les resultan más eficaces en este sentido, de acuerdo a sus propias aptitudes y habilidades, y de qué fuentes podrá valerse, en un proceso de conocimiento interno o metacognición.
Luego debe contar con herramientas que le hayan sido enseñadas previamente para seleccionar entre ellas, las que a él le resulten más provechosas. Enseñar el manejo del tiempo es sumamente necesario para aprender por sí mismos, fijándose sus propias reglas. No debemos creer entonces que el aprendizaje autónomo se logra dejando al alumno hacer las actividades por sí mismos, sin guía ninguna, sino que esta ayuda debe ser importante al comienzo, para ser retirada en forma progresiva. No se les puede decir a los alumnos hagan un mapa conceptual, si primero no lo practicaron con la ayuda del adulto.
Se debe comenzar por el conocimiento de los distintos materiales de estudio que le pueden brindar contenidos conceptuales (saber manejar los índices de los textos y su contenido, el uso de bibliotecas, la búsqueda de información por Internet, etcétera) por el uso y entrenamiento de los contenidos procedimentales, que primero se utilizarán bajo la supervisión del maestro (técnicas de subrayado, síntesis, resúmenes, mapas conceptuales, etcétera). Muchas veces los primeros trabajos autónomos es conveniente que se hagan en grupos para sentirse más seguros y afianzar el espíritu solidario y cooperativo.